Vol. 3 Núm. 1 (2024)

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EDITORIAL

El mundo cambiante de hoy caracterizado por ser, volátil, incierto, complejo y ambiguo, se muestra interesante para las nuevas generaciones que van surgiendo, esto se debe a la presencia de un mundo globalizado y en constantes cambios, impulsado por la tecnología y las tendencias a innovar rápidamente, producen expansión en la ciencia. Esto genera un interés más pronunciado de las instituciones universitarias por ir a la par de ese conocimiento y praxis emergente.

En este sentido, algunos de los principales desafíos que la educación tendrá que afrontar en el futuro podrían incluir:

La creciente diversidad de la población estudiantil, en cuanto al origen étnico, genero, raza, religión, orientación sexual y discapacidades. La educación debe encontrar formas para atender a esta diversidad en aumento, y para garantizar con razonado margen, que todos los estudiantes que entren a una institución pública o privada tengan éxito.

El impacto de la tecnología está cambiando la forma en que aprendemos y enseñamos. La educación tendrá que encontrar formas de integrar la tecnología en el aula para aprovechar sus beneficios, a través de la aplicación de programas y herramientas, que no solamente sean para ser utilizadas durante su formación académica, sino que se empleen para toda la vida, y que sirvan de catapulta para el desarrollo de otras habilidades demandadas por el mundo social y laboral hoy en día.

La necesidad de una educación más personalizada, donde los estudiantes aprenden de diferentes maneras y a diferentes ritmos. La educación tendrá que encontrar formas de ofrecer, este tipo de educación, que permita satisfacer las necesidades individuales de los estudiantes. En este sentido, los diseños curriculares e instruccionales deben reflejar la demarcación didáctica entre grupos de estudiantes que se diferencian por estas necesidades, donde se debe considerar la educación en línea con calidad, el desarrollo de habilidades como el pensamiento crítico, el pensamiento complejo, la inteligencia emocional, la resolución de problemas, la comunicación, la colaboración, en entornos colaborativos que se promuevan en y desde la universidad.

En consecuencia, la colaboración e interacción entre escuelas, universidades y empresas deben gestionar y lograr desempeños para crear un sistema educativo que prepare a los estudiantes para el éxito en el mundo social y laboral.

En conclusión. La educación del futuro será una educación que sea flexible, adaptable y centrada en el estudiante. Será una educación que los prepare, para los desafíos y oportunidades del mundo cambiante.

Dr. Nagib Yassir - Editor

https://doi.org/10.47300/2953-3015-v3i1

Publicado: 2024-01-29

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